domingo, 17 de octubre de 2010

Bob Marley en taxi

La ganja sale de la tierra así que no puede ser mala
BOB MAR
LEY


Saltillo Coahuila puede ser una ciudad tan tranquila que a veces parece que ahí no pasa nada, pero en ocasiones te puedes encontrar a los personajes más increíbles en los momentos más extraños.

Tomaba un taxi después de una feria del libro o algo así, iba para el hotel o a casa de alguien, no lo recuerdo, la cosa es que sin pensar mucho le pido a un taxi se detenga y lo abordo. Lo primero que detecto al subirme es la estampita de un Bob Marley sonriente y afable pegado justo debajo del espejo retrovisor, el conductor me mira y me dice, lo conoce? sí claro es Bob Marley, a güevoo me dice el chofer, el gran Marley, le gusta su música? sí me encanta el reggae contesto, en seguida como si le hubiera pedido poner al jamaicano, el chofis pone un disco de Marley en su carro, enseguida se escucha Exodus, exodus: movement of jah people oh-oh-oh, yeah-eah!

Empezamos a platicar de Robert Nesta, de la religión rasta y la espiritualidad de sus letras y de la mota como auxiliar en los viajes. fumas? pregunta, cuando alguien la ofrece contesto, noto un brillo peculiar en sus ojos, hasta ese momento me doy cuenta que además el carro trae una vibra especial, y no era la vibración del rastaman sino que ahí en ese vehículo se han cometido algunos crímenes de todos tamaños. el chofer enseguida dice, no te agüitas si te invito un toque? es cortesía de la casa, sonrío nervioso y le digo: órale pero cómo le hacemos? esperando un semáforo el conductor saca un porro ya armando y con una habilidad que sólo da la práctica prende el porrito al mismo tiempo que maneja a dos manos. sobres me dice después de darle una caladota al taco, le sigo la corriente y le fumo como no, de rato ya estamos con que no woman no cry, de repente se me hace largo el pinche camino, estamos dando vueltas por la ciudad, hace rato que el que lleva la nave (literalmente) apagó el taximetro, orita somos como hermanos y el buen Bob va de piloto, nos lleva de la mano y la hermandad universal nos hace vernos con un brillo especial en una ciudad opaca, el taxi trae llantas de terciopelo, ni un bache, ni un bordo, de repente flotamos, se acaba el porro, se para el taxi, aquí mero le digo, es tanto, aquí está mi fon por si te ofrece algo, llámame, no te abriste y eso me gusto de ti cabrón me dice casi con lágrimas en los ojos, órale, estamos en contacto, cuídate, le doy un abrazo y me despido del maestro, que me sonríe bonachón y casi miro la estampita guiñándome un ojo. el taxi se va flotando y yo también.